Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Desde principios del siglo XVI, hubo presencia de españoles en nuestro territorio del Cibuco. Recordemos que Vega Baja aun no existe como lo conocemos y que es parte de la región que de acuerdo a historiadores, corresponde a la región bajo el poder del Cacique Guacabo.
El gobierno de los aborígenes prontamente es supeditado al español que estuvo rigiendo en nuestra isla teóricamente desde 1493 en que se descubrió a Puerto Rico y 1898, cuando el territorio pasó bajo el poder de Estados Unidos de América. Las cosas, desde luego, no suceden de la noche a la mañana. Hubo un encuentro entre el Gobernador Juan Ponce de León y el Cacique Guacabo en el cual el aborigen le trajo lo que interesaba al español, unas muestras de oro.
Luego el Gobierno Español, por medio de sus ejecutores locales toman posesión del territorio, de los minerales preciosos en las minas de oro y de los residentes originales de Vega Baja y de Puerto Rico. Comienza la esclavitud y la desaparición del gen varón de los aborígenes. La nueva generación de niños nacidos en Puerto Rico tenía la semilla paterna española y la femenina de las taínas. Juan Ponce de León se va y vendrán otros, sucesivamente hasta que los indios no son contados porque alegadamente desaparecieron, pero en realidad pasaron a nuestra sangre.
El señorío español fue más allá de un gobierno establecido. Comienza el poblamiento y la ocupación de tierras en nuestro espacio para agricultura y crianza de animales. Empiezan a conocerse nombres de lugares y de gente.
El Gobierno de los Reyes de España nos dejó un nombre de barrio, Almirante, que luego se convirtió en dos, el del Norte y el del Sur. En este lugar estaban Las Tierras del Almirante, en referencia a Cristóbal Colón, el descubridor, quien tenía derechos bajo la contratación que con ellos hizo. Hay otros nombres de lugares que la ciencia auxiliar de la toponimia nos trajo de aquella realeza y la que sucedió después a la que marcó el principio de una relación de diplomacia y sojuzgación entre España y Puerto Rico, que nos afectó a los vegabajeños de entonces y que duró por cuatrocientos cinco años.
Categorías:Análisis
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