A las seis de la mañana| Dos maneras de ver las cosas

Por Thomas Jimmy Rosario Martínezlogo-ehv-diario-vegabajeno-de-puerto-rico-small

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Foto por Rudy Rivera

En estos días hay información, desinformación y tergiversación. Eso va a durar, afortunadamente,  solo hasta el día de las elecciones porque luego habrá mensajes conciliatorios, de los que ganen pues nada tienen que perder y de los que pierdan, pues tienen mucho que ganar si siguen la vía del diálogo del futuro. Luego, si hay números controversiales en los resultados, se activará por otro lado el barullo.

La pasión por los ideales es una emoción a veces incontrolable. Nos fascinan las buenas noticias sobre los candidatos o partidos que preferimos y procuramos amplificar y hasta degustar las noticias buenas y rechazar las malas, sin ver razones. Eso se debe a un grado de seguridad que nos da la mente, que se llama zona de confort,  complacencia, esperanza o especulación, que viene a formar parte de las cosas que ya previamente hemos seleccionado como buenas o mejores.

Un ejemplo es la frase que dice que “todo tiempo pasado fue mejor”. Eso no siempre es cierto. La historia es para recordarla y de ella, obtener las cosas que nos puedan servir para comparar esa experiencia pasada y crear un futuro que supere las dificultades que no produjo felicidad o bien.

He advertido antes que esta es la época de la hipersensibilidad. Donde es posible enojarnos con amigos y familiares. Pero eso no debe ser. Podemos frenar nuestras emociones porque en cada una de ellas hay percepción distinta sobre lo que debe ser nuestro futuro colectivo y difícilmente podamos agruparlas o compartirlas. ¿Que hacer entonces?

Primero, respetar al que no piensa como uno y aun al que piensa como uno. Tenemos que basar nuestro análisis en información completa y de fuentes verificables. No es tiempo de decir “aquel no hizo nada” o “el candidato es un corrupto” porque no sea como nosotros. De la misma manera, atribuir méritos que no tengan nuestros candidatos, no es bueno ni para nosotros mismos.

Segundo, no nos podemos engañar. Los políticos son seres humanos que aspiran a tener un trabajo temporero por cuatro años. Lo que nosotros vamos a decidir es si la persona que va a escoger su equipo de trabajo tiene la capacidad, la experiencia y el temperamento para anticipar que pueda hacer una buena labor en beneficio de él, del pueblo y de nosotros. Cuando menciono el beneficio personal es que sea una persona que ostente criterios de honradez tan altos que nunca llegue a apropiarse de los bienes públicos, a dilapidarlos en beneficio de terceros y a utilizar su inteligencia para su mejor disposición. Su beneficio personal es que nunca pueda ser señalado por nada negativo y que el honor  sea su mejor aportación. Esa clase de beneficio.

En los días que faltan podemos anticipar la gama completa de la falsedad pero también el mensaje inspirador de los buenos profetas. Es una época de alineación extrema pero también la oportunidad de que para nuestra limpieza mental y emocional, podamos separar el grano de la paja.



Categorías:Análisis, Vegabajeñismo

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