Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
El voto es un derecho constitucional que ningún ciudadano debe renunciar. El llamado de la pasada Secretaria de la Gobernación es absolutamente irresponsable, llama a la anarquía, a no buscar soluciones con los medios lícitos, a una estrategia equivocada y antidemocrática.
Ingrid Vilá Biaggi, inexplicablemente, pidió a los electores que no votaran. ¿Quiénes no creen en el voto? Los que no creen en la democracia. Los que creen en gobiernos totalitarios donde el ciudadano no tiene la oportunidad de expresarse libremente. Solo una persona prepotente puede dictar tan inútil y equivocada exhortación.
Paralelo a esa falta de cordura o de insuficiencia mental, hay otros que nos vamos a expresar contundentemente en estas elecciones. Que no vamos a votar íntegro porque creemos que en todos los partidos hay mejores candidatos que en un solo partido. Los que creemos en el talento, la honradez y la dedicación de algunos y que sabemos que comoquiera habrá un cambio en Puerto Rico, después del martes, en el cual debemos participar apoyando las personas que confiamos.
Mi madre, encamada desde enero, cree en ese principio. No tiene la joven edad de la dama afortunada que no quiere que votemos pero a sus 83 años la experiencia le dicta que aunque sea para el futuro de sus nietos, hay que apostar a alguna alternativa. Insistió que le gestionáramos el voto para los que no se pueden mover, fue certificada por la Dra. Olga Sanabria y con la ayuda de Graciela (Chely) Maldonado para convertir su cuarto simbólicamente en una caseta de votación, se logró que aunque imposibilitada físicamente, pudiera poner sus cruces en las tres papeletas, de forma adelantada.
Ayer en la mañana ejerció su derecho al voto desde su incapacidad física, pero con la claridad mental y la iluminación plena de las facultades mentales que aun tiene. Mi padre, defensor del derecho de la acción, fue testigo e historiador de ese momento sublime.
Hay que votar. Uno puede opinar, pero solo el voto transforma en una democracia. Tenemos que defender valores y soñar con las propuestas que nos hacen los que quieren gobernar. Dar la espalda a esa oportunidad es ilógico e irresponsable. Es negarse la oportunidad de ser libre y de ejercer esa libertad de la forma más plena.
Categorías:Análisis, Vegabajeñismo
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