Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Durante los pasados cuatro años, Marcos Cruz Molina ha enfocado en lo que tenía que hacer, que era levantar a Vega Baja moral, económica y administrativamente. No hay duda de que hizo un buen trabajo. El pueblo mayoritaria y abrumadoramente lo respaldó nuevamente con su voto. En 2012 hubo el voto de esperanza, el de 2016 fue el de reconocimiento.
El alcalde tiene mucho trabajo por delante con planes inconclusos que lo que le faltó fue tiempo para realizarlos. En el tintero, mero draft, hay otros que pueden hacerse. Todos podemos decir que pudo hacer unas u otras cosas o que puede lograr más, pero lo cierto es que brilla con luz propia, que tiene una agenda inteligente y responsable y que a pesar de la parquedad de sus palabras por timidez o por comedido no deja muchos cabos sueltos y ningún fracaso en su proceder.
Mirando el mapa de las alcaldías que cayeron bajo candidatos populares, encuentro una gran oportunidad para que el primer ejecutivo vegabajeño pueda ayudar a municipios cercanos con su talento y experiencia.
¿Por que no? Si al fin y al cabo no sería una actividad político-partidista, sino que la misma Ley de Municipios Autónomos permite que los municipios se ayuden entre ellos. Y no escribo con la idea de destinar recursos para ayudar a los municipios en dificultades que necesiten ayuda material ya que Vega Baja no tiene como para regalar fuera de nuestra ciudad ni tampoco se trata de una situación de emergencia. Me refiero a la aportación personal de Marcos Cruz, los funcionarios y empleados con el know-how que tienen y la oportunidad para brindar a esos alcaldes y su personal conocimiento para que puedan desarrollarse.
Morovis, Corozal y Vega Alta pueden necesitar esa ayuda. Toa Alta ya tiene su experiencia y Dorado no la necesita. Siendo Carlos López un político en decadencia, tan problemático públicamente y prácticamente enemigo de nuestra ciudad desde que traqueteó el Consorcio, no es confiable para cualquier proyecto entre municipios colindantes. Además tiene de enemigo gratuito, porque él lo quiere así, a Rafael “Tatito” Hernández, que como representante distrital, ha beneficiado a los vegabajeños. Hasta que haya un acto de contricción de la perturbada y equivocada mente de ese alcalde, es mejor tenerlo en la distancia, porque el mismo se declaró, con su prepotencia acostumbrada, enemigo de los vegabajeños.
Vega Baja tiene la oportunidad para trascender a nuestra ciudad. Tres de sus hijos, Alejandro Torres Rivera, Victor Ramos y Ramón Pabón dirigen tres importantes instituciones profesionales. Otros más son líderes en sus respectivos campos fuera y dentro del ámbito gubernamental. Pero también tenemos lo más preciado, que es el recurso humano en los principales funcionarios que dirigen el gobierno municipal que pueden orientar y dar consejería a los demás gobiernos municipales que lo necesiten. Por decir algunos nombres, recordemos a Rafael Figueroa, Doris Cordero, Esteban González, Waleska Rivera Coira, Carmen Yadira Ruiz Torres y en la Legislatura Municipal a la veterana Rochelly Rivera Cosme.
Creemos que es momento de conciliar todas esas fuerzas dispersas que pueden hacer a los vegabajeños mensajeros de buenas ideas y de semillas intelectuales más allá de nuestras fronteras. Los vegabajeños deben ser nuestro destino principal, pero como no estamos solos en estas islas que compone Puerto Rico, sería bueno para nuestro futuro seguir brillando, esta vez por la virtud de la generosidad con otros puertorriqueños.
Categorías:Análisis, Vegabajeñismo
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