Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
En estos días en que uno puede descansar y reflexionar, hay un renacer individual. La renovación, desde luego, trae energía.Y la energía produce acción. La acción se inicia en la mente y luego nos transporta a donde queremos. Sabido es que el movimiento produce el cambio. Y los que hemos aprendido la fuerza del amor hacia nosotros y los otros, estamos en disposición de transformarnos, porque lo valoramos.
Antes en el día primero del año comenzaba el nuevo ciclo del gobierno municipal. Hoy día es el segundo lunes del mes de enero del primer año del cuatrienio. No tengo las razones claras salvo que es el principio del calendario anual, lo que antes de antes se iniciaba en otras culturas, con la primavera. O sea, se estaba más pendientes a los cambios de la naturaleza que al orden que el ser humano habría establecido para su vida individual y colectiva. Sé que era más fácil aceptar que el 1 de enero era un día común porque no había celebración de la noche anterior ni la despedida de año, como después se acostumbró. Tampoco había días festivos ni de asueto. Había que trabajar todos los días.
¿Debemos hacer caso a las señales naturales internas y externas? Desde luego que sí. Nuestro cuerpo tiene palpitaciones, flujos de sustancias químicas perfectamente combinadas, un sistema coordinado de pensamientos y movimientos que produce una distinción individual para cada ser humano. Hay que aprovechar toda esa información en nuestros adentros y en lo que nos rodea en el universo que vivimos. Así como en la Antártida el hoyo de la capa de ozono se está regenerando, la inteligencia cósmica obra por los caminos misteriosos que se atribuyen a Dios y nos permite planificar cambios pero también hacerlos automáticamente por la influencia del resto de lo que nos rodea. Pero la mayor parte nos llega por nuestra propia deliberación y decisión.
Esta es una nueva oportunidad de cambio. Tenemos que estar conscientes de que el reloj nos señala cada vez menos tiempo del que tuvimos antes porque cada minuto que pasa nos acerca más a la transición en otro estado de conversión de energía. El tiempo, es pues, nuestro máximo tesoro en este momento y en el futuro previsible.
Aprovechemos este primer día del año para sembrar lo que después vamos a cosechar…
Categorías:Análisis, Vegabajeñismo
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