Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
El casco de Vega Baja es medio fantasmal de no ser por algunos valerosos profesionales, comerciantes y el Gobierno Municipal. No hay incentivo para nuevos negocios porque no hay flujo de personas. Y el costo de hacer negocios o residir va en aumento por la presencia de los que se ocupan de desmantelar las propiedades o de robarse lo que encuentran a su paso.
Cuando comencé con mi oficina legal en 1977, dejaba la puerta abierta hasta altas horas de la noche. La gente tocaba para anunciar su presencia y no entraba a menos que yo lo autorizara. Así fue también en mi niñez cuando residía en Acosta 66.
Hoy día todo está verjado, rejado y velado, pero los cacos, con su shopping car tambien robado de alguno de los supermercados, pasean impunemente por las calles de la ciudad y se llevan literalmente hasta los clavos de la cruz de la Iglesia, a la que también han visitado.
Los que visitaron nuestro local en la tarde del domingo lo hicieron a plena luz del día. No importara que hubiera vecinos cerca, entraron y salieron del edificio como Pepe por su casa. Dejaron media docena de unidades de aluminio y dos puertas en el patio. El agente Angel Rivera, de la Policía Municipal se enfrentó al que se encontró a su paso y con la ayuda de una sargento municipal también, arrestó al individuo. Los vecinos y el dueño de Game Over ayudaron a la Policía Municipal.
Yo llegaba de San Juan a la casa de mis padres en Vega Alta y unsa llamadsa de Eguito López, Mili Navedo y el Teniente Edgardo Santiago me cambiaron la ruta al pueblo para cooperar con la pesquisa.
La pérdida material no es sustancial, podemos vivir con los daños que produjo el delincuente. Nuestro deber empero, es cooperar con la Policía Municipal y la estatal que se unió a la labor investigativa y fui ante la Fiscal Santini de Bayamón a prestar juramento. Sabemos que en ocasiones los ciudadanos se incomodan con el tiempo que se pierde en los tribunales, pero no podemos dejar a las autoridades de ley y orden sin nuestros testimonios que son esenciales para formular una acusación criminal y parar de alguna manera el continuo daño que producen estos enfermos de la droga y las malas costumbres.
Lo que nos sigue causando desespero es la inacción con los que sostienen el negocio de la delincuencia. En esto también hay políticos locales y externos que mantienen y sostienen vínculos con los manipuladores y sostenedores de los acaparadores de las cosas robadas y que nada se hace sin la participación de los llamados líderes comunales, en nuestro caso, de Alto de Cuba. El mismo comerciante que no permite que nada se realice si el no lo permite es señalado y debe ser investigado, porque es la ficha de control que debe ser eliminada, si se quiere eliminar el problema del flujo de la propiedad robada.
Ya no queda mucho que robar en el pueblo. Los que han perdido continuamente como nosotros desde computadoras, tuberías de cobre, aires acondicionados y una variedad interminable de objetos de valor, todavía confiamos que a alguien se le ocurra un plan y se le quite el miedo a resolver problemas de manera efectiva.
Desde nuestra atalaya, habremos de defender la propiedad y el derecho a estar. Quien nos quiera desplazar con sus desmanes o enviados o protegidos por otros delincuentes invisibles para la sociedad, les aseguramos que habrá de llegarles su día de rendir cuentas y como en el reciente caso del tecato al cual le tenemos compasión, también seremos compasivos pero igual de determinados a que se les procese.
Las autoridades de seguridad deben saber que ahí estaremos para apoyarlos en su tarea y no dejarles el peso insuficiente de un expediente incompleto en su misión de hacer justicia a los ciudadans decentes de nuestra ciudad.
Agradecemos a todos por su determinada acción. Deben ser reconocidos públicamente porque han hecho un trabajo de excelencia.
Categorías:Análisis, Vegabajeñismo
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