Por Fermín Arraiza
Recuerdo mi primer viaje a Europa. Un viaje de estudios que se tornó en interesantes aventuras, a la que se unieron queridos amigos. Uno de ellos, al preguntársele de dónde veníamos, contestaba orgulloso “de Puerto Rico, USA”. Ahora lo recuerdo con risa, pero en aquel entonces molestaba bastante.
Luego aprendí de un amigo y hermano, Juan Santiago Nieves, que la ciudadanía estadounidense no era otra cosa que un “carimbo jurídico”, “es una etiqueta que te ponen para decirle al mundo entero que les perteneces”. Comprendí que no existe una ciudadanía de segunda clase; que eres o no ciudadano; que eres o no soberano; y que para Estados Unidos los puertorriqueños seguimos siendo súbditos suyos.
Ahora bien, por virtud del derecho natural y de gentes somos ciudadanos puertorriqueños y es éste el vínculo jurídico que nos faculta para ejercer nuestros derechos en Puerto Rico. En fin, dos realidades paralelas que la mayor parte de nuestro pueblo no comprende. Por ello muchos afirman que “atesoran su ciudadanía americana”. ¿Se puede atesorar lo que nunca se ha tenido?
En una de esas realidades paralelas llega la “Junta de Supervisión Fiscal”. Un gobernador que hace que se enfrenta a ella, pero contrario a su padre, todavía no dice “human rights are not negotiable… don’t push it”. El plan nos lo van a tratar de empujar, lastima la retina y nadie lo verbaliza: suplantar la población.
Aunque la responsabilidad de la deuda sea de Estados Unidos (se llama deber de fiducia) éste es el Plan:
Recortar 450 millones a la Iupi; desmantelar el Sistema de Salud. Eliminar derechos fundamentales: la Educación y la Salud… El Caos. Un aumento del éxodo (jóvenes) hacia Estados Unidos para alcanzar mejores oportunidades de estudio, trabajo o simplemente enlistarse en la milicia ante la crisis. Este Plan, si se implementa y lo permitimos, producirá un país con una población envejecida y enferma con una pobre expectativa de vida.
Mientras la población emigra y se nos muere, aquí seguirán llegando multimillonarios haciendo negocios, comprando y restaurando edificios, sobre todo en zonas históricas y turísticas, gracias a los incentivos de la Ley 20 y 21. El plan no es meramente pagar a los bonistas. La agenda es suplantar la población con multimillonarios extranjeros y reducirnos a minoría. Nadie tendrá el capital para regresar. Puerto Rico dejará de ser una opción económica para los puertorriqueños. Los que nos quedemos seremos los nuevos sirvientes. Deleitaremos a la nueva clase social con nuestros bailes típicos de bomba, danza y plena. Y sí, se le pagará a los bonistas mientras nos aniquilan como pueblo.
Ejemplos donde se ha suplantado la población son Hawái y Malvinas. Luego, celebran un plebiscito para anexar, pero claro los llamados a votar serán los “ciudadanos americanos”. Esto lo dispone la Ley Electoral de Puerto Rico, aún en un proceso de autodeterminación de los puertorriqueños. Sin embargo, todos los partidos políticos participan de esta pantomima electoral. Y a pesar de que la anexión ha sido proscrita por la Corte Internacional de Justicia, las grandes potencias hacen lo que les place… si los dejan.
Hay un refrán dando vueltas por las redes sociales que afirma correctamente que “las revoluciones se dan en los callejones sin salida”. Bienvenidos a “Puerto Rico, USA”.
Categorías:Análisis, Vegabajeñismo
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