Enfoquémonos en el desarrollo

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Por Carlos Narváez Rosario

Hace dos años me dí a la tarea junto a mi equipo de trabajo de Deportes en EL VOCERO, de promover el deporte escolar que tanta falta nos hace. Sin dudas nos hemos convertido humildemente en el medio número uno en ese renglón.
Y las satisfacciones de poder exponer tanto talento joven, sinceramente, no las puedo describir. Son demasiadas.


Al mismo tiempo curiosamente, me ha tocado acercarme mucho más a los jóvenes en desarrollo. Pues, la menor de mis hijas me tiene de cancha en cancha y de torneo en torneo.


Es una maravilla!!. Tanto talento en Puerto Rico en ascenso, me hace pensar que a veces exageramos cuando hablamos de que no tenemos futuro deportivo. Lo hay y en abundancia.


PERO….también existe otra cara de la moneda.
Nos quejamos de los políticos y de lo mucho que alegadamente se enriquecen de los contribuyentes.  Oiga, pero el deporte está igual. Ligas que desangran bolsillos escudándose en que desarrollan los niños. Clubes que más allá de las cuotas, obligan a los padres a cumplir con enormes sumas en tiempos de austeridad. Sin contar los miles de dólares que deben aportar algunos para viajes al extranjero (por eso vemos tantos equipos en los semáforos los fines de semana y no los culpo).
Torneos, cuyos organizadores logran ganancias netas superiores a los $400 mil para presentar sus invitacionales.  Y por último, aquellos desarrolladores que anteponen una victoria por encima del bienestar físico de un joven atleta.


Más triste aún, preparadores que piensan que con nepotismo en la banca podrían sacar el mejor provecho de sus atletas: tristemente debo decirles a todos esos que he visto laborar así, que esa conducta lo único que hace es extinguir, desaparecer, eliminar, frustrar, esos potenciales talentos que se erigen con fuerza. Se convierten en asesinos de sueños. Merman y llenan de miedo las ejecuciones de estos jóvenes.


SEPAN que el desarrollo es un trofeo más grande que la victoria. Pero muchos de ellos no lo ven. Están ciegos, sordos y mudos, como la imagen de los tres primates.
Velar por la salud física es más importante que un primer o segundo lugar. Más importante que cualquier ganancia en reputación.


Como dijo mi amigo y mentor Mako Oliveras Gutierrez hace unos días, «hagamos que los niños disfruten el juego».

Ellos son nuestro futuro. No pensemos en hacerlos estrellas. Esas están solamente en el cielo. Trabajemos para desarrollar, con respeto, alegría e impartiendo confianza. Al final, el tiempo se encargara solito de decirnos quienes tendrán un poco de mas madera que otros.  Que los líderes, clubes y entrenadores no se enfoquen solo en el negocio. Tienen que quitarse la venda, porque hay talento, y en abundancia.


Agradecido de aquellos que ya son ejemplo.



Categorías:Análisis, Vegabajeñismo

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