Jorge Posada, Bernie Williams, y Bengie Molina
Por: George F. Ortiz, Ex-MLB Scouting Supervisor
El hecho de que Estados Unidos ganara el Clásico Mundial de Béisbol no es el punto. Adam Jones y Eric Hosmer pueden haber jugado con el fervor y la pasión de los atletas olímpicos de antaño, pero no es lo mismo.
El trabajo diligente y exhaustivo que muchos en MLB ha puesto en el WBC durante años se ha realizado, con la pasión histórica en exhibición en Miami y multitudes en Tokio. El torneo de este año fue un éxito porque celebró la diversidad que ha hecho nuestro país grande. Hace una década, Orlando Hernández y otros latinos de GL era tener una pequeña celebración con las palabras “gente del barco”, lo que significaba el hecho de que todos vinimos de algún lugar en el barco, ya sea de Cuba, de Inglaterra o de Italia. De hecho, MLB celebra su diversidad cada 15 de abril, que era el día en que Jackie Robinson primero tomó el campo para los Dodgers de Brooklyn – siete años antes de que la corte suprema golpeara la segregación de la escuela. En un período de la historia de Estados Unidos, cuando la diversidad de culturas y religiones se había convertido en una división política, este torneo de WBC glorificó lo contrario.
Parte de la razón por la que los juegos fueron tan convincentes fue la pasión y el orgullo de jugadores de Puerto Rico y de la República Dominicana. Incluso el equipo de Israel despertó un orgullo en muchos de amigos judíos. Un par de años atrás, cuando el bate de Yasiel Puig volteaba y algunas veces los jabalíes entraban a los campos se volvía polémico, un ejecutivo de los Red Sox dijo: “Lo amamos en nuestra casa porque así es como juegan mis muchachos”.
Manera que muchos de nosotros jugamos cuando teníamos 10 años y desarrollando nuestro vínculo con el béisbol. Lo que ha sido tan interesante en los cuatro WBC que ha pasado desde 2006 son las diferentes culturas de béisbol en exhibición. Y mientras el béisbol se juega internacionalmente, es nuestro juego porque es inclusivo, tanto que un puente en Boston es nombrado como David Ortiz y una estatua de Roberto Clemente en Pittsburgh se ha convertido en un monumento. Un día en Seattle una estatua honrará al Salón de la Fama Ichiro Suzuki. Sin olvidar a nuestro Edgar Martinez de Dorado, Puerto Rico y que también tiene su reconocimiento en Seattle aun cuando los periodistas no han querido reconocerlo como miembro del Salon de la Fama.
Quiero felicitar a tres ex-GL que para mi también han puesto el nombre en alto de PR y son mi “Hall of Fame”, Jorge Posada, Bernie William, y Bengie Molina gracias , gracias a ustedes por haber hecho esas Series Mundiales una de mas Boricuas en ellas.
Categorías:Vegabajeñismo
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