Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Hace unos días le dije que había que esperar a que Oscar López hablara para que estableciera cuál es su pensamiento o discurso público.
En una entrevista que le realizaron, justificó la lucha armada alegando que las Naciones Unidas avalan cualquier país colonizado que por su lucha por la independencia la utilice y dijo además que eso era válido entonces como ahora.
El ha utilizado la libertad de expresión. Pero su fundamento no es correcto. Las Naciones Unidas no avalan la violencia, sino la paz. Cuando hay que autorizar una intervención, hay unos parámetros que las naciones autorizan – no las Naciones Unidas- mediante un acuerdo dentro de los comités y luego en el pleno de esa organización.
Las Naciones Unidas nunca han sido un supergobierno. Uno de los socios más importantes es Estados Unidos, nación que prohibe la conspiración dentro o fuera de su territorio para tratar de derrocar el gobierno mediante la violencia. Por esa razón el salió convicto. No lo debe olvidar porque aunque el no vuelva a prisión, no deseamos que nunca más nadie sea preso por violar ninguna ley y menos los delitos relacionados con el órden y la paz que el dice que son válidos sin serlo. Es posible que el se refiera a que es moralmente válido, pero eso sería especulativo.
Algunos teóricos o líderes políticos acostumbran a estimular que otros violen la ley y les piden sacrificios a sus huestes. Eso se hace en la política y también en los grupos religiosos. Nadie debe caer de incauto y echar a perder su libertad por una teoría de que a mayor violencia y presión, los que ostentan el poder, cederán. Eso creían en Roosevelt Roads y la generación que peleó por la salida de la Marina no ha disfrutado los frutos de su trabajo. Eso está pasando en la universidad y lo que vemos es el deterioro moral y físico que lleva al centro de estudios a la desacreditación y eventual desaparición o cambio de dueños.
La historia nos enseña lecciones que a veces no queremos ver ni creer. Las pasiones nos llevan a la ceguera mental e intelectual a la poca previsibilidad y no somos capaces de producir la transformación positiva de las cosas.
Don Oscar tiene derecho a decir lo que dijo, pero no es una buena idea para el futuro de los puertorriqueños.
Categorías:Análisis, Vegabajeñismo
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