Por Miguel A. Ojeda Trinidad, Legislador Municipal PIP
En una gestión para controlar daños por las actuaciones extraviadas vertidas en su Mensaje de Presupuesto y por la ligereza de la mayoría de su partido en aprobar el plan y referirlo para la aprobación del pleno de la Legislatura Municipal, por sus instrucciones y a su instancia personal, Marcos Cruz Molina sigue enredándose asimismo como un plato de espagueti.
Ayer reunió a los empleados municipales y en un gesto tardío les pidió su consejo. Al ellos darle sus ideas de cómo encontrar partidas dentro del presupuesto, el les mintió diciéndoles que nosotros, la oposición del PNP y del PIP estábamos criticando y no habíamos aportado alternativas. Eso es mentira o ignora la verdad. Lo primero sería un acto intencional deleznable y lo segundo sería un craso acto de negligencia al no tratar de informarse sobre lo que pasó en la sesión de la comisión de la Legislatura Municipal que consideró el presupuesto y cuya mayoría, por voz de Eliezer Otero, pidió que se refiriera al pleno para aprobarlo sin enmiendas.
El alcalde convocó a los empleados con el único propósito de recoger velas, como se dice en la navegación. Se encontró con vientos fuertes de su propio partido. Estos le censuraron su actitud olímpica de restarle trabajo y dinero a los de menor ingresos y de reservarse para él y los funcionarios y ayudantes de la élite purruchadas en concepto de salario y beneficios. Y tristemente, allí informó que pudiera haber una hora o más para los empleados pero que su número de descuento privilegiado se quedaba igual.
Tengo cuatro preguntas retóricas para el alcalde Marcos Cruz Molina, aunque sé las respuestas. La primera es porqué reunió a los empleados en sus horas de trabajo para pedirles una opinión, después de la crisis que él mismo ha creado y no antes. La segunda es de dónde en menos de una semana aparecen fondos para mejorar la situación de los empleados que el alcalde no haya identificado antes junto a la Directora de Finanzas. La tercera es que en su reunión con los empleados, el manifestó su intención de no dar un paso en reducir el salario a los empleados de confianza, ayudantes y de él mismo. Ahí está trancado profunda y lamentablemente, que es por donde debe empezar, poniendo el ejemplo.
La cuarta pregunta que algunos nos hacemos es si Marcos Cruz Molina está optando por dramatizar para no perder seguidores. Algunos empleados municipales de mucha fe en su líder político, creen que él necesitaba aparecer como salvador luego de anunciar que cortará horas y salario a los empleados. Que el sabía que el dolor sería menos si les administraba la dosis a sangre fría y luego les daba un calmante para aliviarlos. Y que eventualmente vendría con el remedio. Si eso planificó, ya estaríamos viendo a otro Marcos Cruz Molina oportunista, politiquero y en los albores de una apariencia de corrupción moral.
El nuevo Marcos tiene que parar. Lo que hace no es bueno para su pueblo ni para él. Está torpe y dañando su imagen con mentiras y ataques sin fundamento. En lugar de ese nuevo camino de la prepotencia y la politiquería, debe sentarse al diálogo. Los compañeros del PNP y mi parte como representante del Partido Independentista Puertorriqueño también amamos a los vegabajeños y buscamos soluciones posibles para sus problemas. Sabemos hacer alianzas razonable con todos para que el beneficiario final sea nuestro pueblo.
Eso sí, creemos que si hay privilegios, esos no son siquiera discutibles, porque no los debe ni los puede haber. Todos los sectores tienen que estar igualmente favorecidos o perjudicados.
Si el alcalde insiste en reducir hasta un porciento al salario de los empleados regulares, debe reducir él mismo igual cantidad. Eso es lo justo. Pero si no quiere ser justo, al menos debe dar la impresión de ser sensible. Una reducción entre 30 a 35 por ciento de su salario y el de los empleados de confianza sería lo razonable.
También, recuerdese que la minoría legislativa, colabora, no somos sus enemigos. Respete el lugar que nos corresponde en el foro en que trabajamos y no aproveche reuniones oficiales para hacer politiquería partidista como si usted fuera el bueno y nosotros los malos. Parte de nuestra labor es la de fiscalizar responsablemente, como usted lo hacía apenas cinco años atrás. No nos diga que se olvidó de esa etapa gloriosa de su vida o que las cosas ya no son como usted las veía entonces.
Usted quizás esté cambiando, sus seguidores también, pero el gobierno municipal democráticamente establecido no. Usted no es el dueño, lo somos todos. Deje de pensar en usted, en su imágen y piense más grande. Por el momento carga completo con el fracaso de una mala planificación del plan del Presupuesto. Abra el espacio para los demás y deje el show. Cambie su tristeza en baile.
Categorías:Análisis, Vegabajeñismo
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