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Por Miguel Angel Ojeda Trinidad, Legislador Municipal PIP
Hay la percepción de que el alcalde Marcos Cruz es un alcalde honesto. Eso de lo ha ganado con sus medidas correctivas de lo que fue un gobierno cansado y errático al final de la larga jornada de Luis Meléndez Cano y del desastre de la administración de Edgar Santana Rivera. Pero últimamente hay visos de una actitud de engreimiento basado en el apoyo electoral de 2012 y 2016 y visos de prepotencia, que raya casi en una peligrosa mini dictadura.
No exagero. Los hechos hablan por sí mismos. Sus decisiones de corte olímpico no son buenas por Vega Baja y las medidas que toma en su ansiedad por controlar la gente, las estructuras gubernamentales y privadas son una evidente muestra de cómo piensa y que pueden explicar algunas medidas que ha tomado y cómo actuará en el futuro.
La parquedad de Marcos Cruz Molina es una característica de su manera de actuar. El no es elocuente y trata de utilizar palabras sencillas, como maestro que es, para justificar las cosas que hace o piensa hacer. Lean el último Mensaje de Presupuesto para que vean expresiones que deja en el aire. Si fuera una composición musical en un pentagrama, los espacios de silencio serían mucho más que las notas de la canción. Eso representa que las ideas se les ha agotado, pero detrás hay algo peor que eso.
Su parte político partidista, no quiere créditos para nadie que no sea él, ni siquiera de sus compañeros de partido y mucho menos de los de la oposición. Esa es la gran debilidad que está demostrando, una fisura de carácter que lo está llevando al cuestionamiento de sus actuaciones aun dentro de sus huestes populares. Pero peor aun, la fuerza que lo puede ayudar, que son los legisladores municipales de su partido, le hacen el juego, con una sumisión hasta bochornosa en ocasiones. Me sospecho que hay privilegios para los que demuestren su lealtad o que algunos de ellos la demuestran para prevalecer en su círculo de favoritos y seguir escalando.
En el asunto de los empleados municipales ha tenido que ir rectificando. Anunció una reducción salarial dramática para los empleados de carrera dándoles una bofetada al anunciar que los privilegiados de su partido -ayudantes, directores y legisladores municipales- tendrían una inmunidad parcial o completa en relación con el descuento de labores y de sueldo. Cuando se dió cuenta de que estaba haciendo pública una decisión abismal haciendo visible la diferencia entre la burguesía municipal y los trabajadores de carrera, recurrió a citar en dos ocasiones a los empleados municipales primero para justificar, luego para pedir opiniones cuando ya supuestamente la decisión estaba tomada y por último, para rectificar y anunciar que reduciría el impacto y que igualaría los recortes entre los dos grupos principales de trabajo.
“Mala mía”, me parece que diría entre la realidad y conformidad de su conciencia. Pero en realidad lo fue por no haber sido responsable desde la formulación de las ideas con los principios que deben distinguir a un hombre de estado democrático con las características que lo distinguen de un pequeño reyecito. Elucubró a favor de su nivel de vida personal, el de sus iguales políticos y administrativos y de los funcionarios legislativos y apostó a un apoyo incondicional y a una comprensión de todos porque las cosas todo el mundo sabía que se estaban poniendo malas en todos los niveles.
Embebido en la creencia de una inteligencia personal superior, menoscabó la gente inteligente de su pueblo. Y no sólo lo hizo desde el principio. Continuó haciéndolo cuando convocó al caucus de su partido para una rápida aprobación del presupuesto, conminándolos a no pensar y aprobar el proyecto como lo presentó, cuando obligó a sus empleados regulares a dos reuniones para tratar de explicar y luego para rectificar y peor de todo, cuando quiso transmitir su culpa a la oposición, nada menos en una reunión oficial dirigida por él.
Peor aun, ha dicho que la oposición no ha hecho aportaciones a la solución del problema. Eso todos sabemos que no es cierto, porque hemos leído lo que públicamente hemos escrito y además, en la comisión legislativa vertimos unas expresiones antes que todos, que el alcalde ignora porque no estuvo en esa vista y porque como no le interesaba lo que pensamos, ni siquiera quiso compartir el problema ni aceptar otras soluciones.
A la larga, ha encontrado alternativas que surgen de los errores de su propio análisis previo, creando un proceso correctivo que si hubiera seguido el simple y humilde camino de la consulta y colaboración, ni siquiera hubiera sido problema.
Su Mensaje de Presupuesto tiene otras fisuras. Hay propuestas innecesarias para una crisis como la que tenemos y distribución equivocada de los recursos. El alcalde y la Legislatura Municipal deben abrir el Plan de Presupuesto a una discusión responsable más allá de proponer ideas y de planificar una rápida aprobación.
Me parece que cerrar los ojos al análisis razonado es una pretensión irresponsable y dañina al futuro vegabajeño. Los que tengan el poder de cambiar al rumbo de la historia, si hacen las cosas como debe ser, ya no serán los tontos útiles y sí los que pasarán a la historia como los que dieron brillo a una democracia municipal. Si esta es una de las mayores crisis de Puerto Rico y de Vega Baja, requiere que todos aportemos con la mayor energía posible, pero energía positiva.
Para eso nos eligieron, no para que fuéramos un sello de goma o que en lugar de cumplir nuestras funciones, estemos apoyando errores del alcalde. Siempre habrá quien salga con una expresión de adhesión y es comprensible, porque los partidos se nutren de la uniformidad. Pero escritos de alcahuetería, irracionales y ciegos, a veces surgen de trepadores que quieren escalar por encima de lo que le conviene al pueblo. Estos se deben denunciar para que se sepa en cual de los lados del servicio público se está, si del lado en que se trabaja para un partido político o en el que se trabaja para un pueblo. Yo, que pertenezco y represento al Partido Independentista Puertorriqueño, declaro que he trabajado, trabajo y trabajaré para cumplir con los fines que se me eligió, que son poner lo mejor de mi persona al servicio de mi pueblo y de mi patria. Quiero un mejor Vega Baja y un mejor Puerto Rico y todas mis gestiones están dirigidas a lograrlo.
Bécquer escribió en una de sus Rimas más famosa que aun cuando la musa se agota, la poesía prevalece. El egoísta prefiere que la poesía desaparezca, pero el bien intencionado sigue encontrando la poesía en la naturaleza y en la belleza del ser humano. Las cosas están malas y a veces la musa se le agota a los que se les dió el privilegio de que dirijan los gobiernos. Miremos al lado, ya que hay otros que quieren también ser parte de la poesía.
Categorías:Análisis, Vegabajeñismo
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