Epitafio
La vida, un juego de ajedrez,un movimiento
un minuto que escala,
un peldaño que es ya
todo el presente es sueño
futuro diluido,
que con las horas viene
y con la muerte va,
y soy solo un segundo
en esta eternidad.
En la calle José Julián Acosta de Vega Baja y precisamente en su antigua casa, había un espacio cultural de creatividad literaria y ciudadana. Los Arraiza Miranda era una familia destacada cuando Vega Baja no tenía su gente dispersa y distante. Su padre, Fermín, era el escritor de imágenes geniales y famoso en nuestra ciudad por sus boberías, donde nuestro pueblo, personajes y eventos eran descrito con una fina pluma. Pariente de poetas y de abogados, es parte de esa gente excelente que ha servido de distintas maneras a nuestra sociedad.
Tony nos deleita con sus ocurrencias por medio de las redes sociales y personalmente. Heredó la vena de su padre de sacarle punta a lo que los demás vemos como ordinario y a lo que pasa desapercibido. Pero su fuerte es la reflexión, como en este poema Epitafio.
Cuando busquemos donde reside el alma de los vegabajeños, hay que preguntar por él.
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