Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Ayer domingo fui a ver la película Broche de Oro: Comienzos. Me gustó. 

En síntesis, es la historia de varios ancianos de ambos sexos que residen en un asilo y que toman la vida comunal en aceptación y alegría, buscando las oportunidades para pasarla bien en forma individual y en grupo. Hay vacilón, pegan vellones, comparten experiencias y al final, hay un final feliz.

Capítulo aparte, dramático, surrealista y coincidental es la situación de José Sánchez, uno de los viejitos, interpretados por Ysrael (Shorty) Castro, que marca la coincidencia con  su reciente transición. 

En el fondo, hay un mensaje importante sobre la importancia de las personas de edad avanzada y del derecho que deben tener a pasar esa etapa que no sea la realidad del olvido de sus familiares y el menosprecio generalizado por atender esta población. La película muestra como debe ser aunque sabemos que solo es así, por excepción. 

Vale la pena ver la película porque hay situaciones cómicas y hasta hilarantes que nos moverán de la butaca. Las escenas están bien logradas, el sonido excelente, el libreto diverso, lógico y fluido. Las actuaciones de todos esos artistas experimentados son individualmente ejemplares.  A mi juicio, está mejor lograda que la primera, que ahora es la segunda, ya que esta segunda es la precuela. 

Lo único que no me gustó fue que la pasé tan bien, que la encontré corta, que en realidad no lo era, ya que dura poco más de dos horas.

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