Mensaje a los graduandos de la Escuela Superior Lino Padrón Rivera del Dr. Víctor Ramos, Presidente del Colegio de Médicos el 26 de mayo de 2016
Comparecer ante ustedes hoy, más que un honor, es un deber.
Al igual que yo hace 26 años, contra viento y marea, con el apoyo de sus familias, con la dedicación de sus maestros, y pese a un sistema educativo cada vez más burocratizado, ustedes han llegado a la meta que muchos puertorriqueños no alcanzaron en el pasado, graduarse de cuarto año.
En el largo camino que culmina hoy, 26 de mayo de 2016, quizás muchos les dijeron que la meta que han alcanzado no vale la pena, que de qué les sirve un diploma de cuarto año en una sociedad que los deja desempleados. Comparezco hoy ante ustedes para cumplir con el deber de decirles que ese camino largo sí vale la pena, que su diploma de cuarto año sí es importante y que ese diploma sí tendrá el valor que ustedes le quieran dar.
En mi caso, usé ese diploma para abrirme puertas. Con ese diploma pude iniciar mis estudios de bachillerato, en mi caso en el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Con ese diploma tuve la osadía de aspirar a llegar a ser estudiante de pre-médica, estudiante de medicina, médico, pediatra y hoy, en un segundo término, como líder de todos los médicos de Puerto Rico, un humilde egresado de esta alma mater, la Escuela Superior Lino Padrón Rivera de Vega Baja, ayudando a atender los problemas de salud de todo Puerto Rico.
Yo no soy, ahora o en 1990, ni más ni menos que ninguno de ustedes. Si yo pude, ustedes pueden.
Sin embargo, no llegué solo con el diploma de este plantel. Llegué porque absorbí y puse en ejecución las lecciones y los valores de la madre que me crió, del pueblo que le dio sentido a mi niñez y adolescencia, de maestros que confiaron en mí, y de mi determinación de enfocarme en mis metas y trabajar para alcanzarlas.
Aquellos de ustedes que han sido admitidos a alguna universidad o colegio técnico deben ver eso como una extraordinaria oportunidad de echar pa’lante. Aquellos que, por necesidad, tienen que irse a trabajar desde ahora, no deben por ello olvidarse de tratar de seguir estudiando. Sean estudiantes diurnos a tiempo completo, como pude serlo yo gracias a los sacrificios de mi familia, o estudiantes nocturnos, manejando responsabilidades laborales, académicas y familiares a la misma vez, tomen en serio sus estudios futuros.
Asistir a cada clase es importante, estudiar para cada examen, completar a tiempo cada proyecto, estar listo para cada quiz es importante y es lo que permitirá que las notas que saquen reflejen lo mejor de ustedes y lo máximo que puedan dar.
Yo no digo que no jangueen, !Dios me libre! Yo jangueaba en el ’90 y mi esposa
y yo sacamos tiempo para janguear ahora. Pero ustedes no pueden janguear la
noche antes de un examen y yo no puedo janguear una noche si a las 6 de la
mañana siguiente tengo que diagnosticar a un niño enfermo.
Los invito a aprender desde ahora que se hace tiempo para todo. Tampoco, sin embargo, puede ser todo estudio y trabajo, hay que tener vida. Mientras se ganan su vida, no olviden tener vida.
Su diploma de escuela superior no es punto final, sino el comienzo de unas grandes oportunidades para poner en alto el nombre de su escuela, poner en alto a Vega Baja, poner en alto a Puerto Rico. Ustedes pueden convertir el diploma que hoy reciben en el punto de partida de una nueva vida cuya calidad depende, por encima de todo lo demás, de ustedes.
Aprovechen esa oportunidad que el diploma les da, como yo lo aproveché, para
construir la vida que ustedes quieren y merecen tener. Quizás, sabrá Dios, que a alguno de ustedes le toque, más que el honor, el deber de dirigirse a la clase del 2042, 26 años después de esta graduación, como les hablo yo 26 años después de la mía, y, quizás, pueda darme la vuelta, en mi silla de ruedas, para escucharlo.
Muchas felicidades y suerte en la vida que comienza hoy.
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