Estas dos guerreras coincidieron en su guerra personal y en la batalla contra el cáncer. Chelly había sido diagnosticado una década atrás y Keylla hacer cerca de tres años. Ambas fueron personas ejemplares. Con una diferencia de cuatro días, ambas tomaron el camino a la eternidad.
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Tuve el honor de conocer a Graciela Maldonado y con su amor, trabajo y entrega como voluntaria de la Sociedad Americana Contra el Cáncer de Puerto Rico logró apoyar a muchos pacientes de cáncer y día a día trabajo duro para que se beneficiaran de los programas y servicios que brinda la organización a los pacientes y sus cuidadores. Graciela es un orgullo para la Sociedad Americana Contra el Cáncer de Puerto Rico, para Vega Baja y para su país. Que descanse en paz una gran dama, excelente esposa, extraordinaria madre, gran luchadora y una magnífica voluntaria. Nos veremos en el camino a la eternidad.