Conceptos de la Historia Vegabajeña| La Verdad

Foto por Edgardo Pabón

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

(Publicado originalmente el 21 de mayo de 2019 bajo el título «Escribir»)

Hay personas que no gustan lo que escribo. No les gusta por mi persona, porque me quieren mucho, no me quieren o porque los temas, estilo o contenido son intrascendentes para ellos. Otros me expresan su conformidad y hasta me recomiendan temas, información o conceptos. No escribo para nadie en particular, excepto cuando le nombro de alguna manera. A los que se enlazan conmigo después de cada tarea, mi agradecimiento.

Escribir es una facultad, no todo el mundo sabe leer o escribir. Los que contamos con la destreza, aunque sea limitada, debemos hacerlo porque es parte de nuestro deber familiar y social. Al fin y al cabo, todo lo que escribimos es historia. Y creo en la historia como el elemento fundamental para la transformación social.

La historia dependería de la tradición oral y de testimonios en tiempo real si no hubiera documentos. Estos, con sus tropiezos, nos permiten ser más precisos al perpetuar fechas, asuntos y detalles. Ayudan a la búsqueda de la verdad.

¿Pero, qué es la verdad?

Para eso hay muchas contestaciones. En el mundo de la fe y la religion, la verdad siempre aparece como sinónimo de una deidad. Jesucristo se proclamó como el camino, la verdad y la vida y en Juan 14:6 se preesenta como una verdad universal. Lo mismo ocurre en todas las demás religiones y creencias. Parten de una verdad pensada como medio de supervivencia. Los cristianos fundamentalistas lo son porque todas las respuestas a sus preguntas humanas las encuentran en el Viejo y Nuevo Testamento, al igual que con otros escritos todas las demás religiones y creencias antiguas y modernas. En Vega Baja tuvimos una creencia impuesta por la religión católica por siglos hasta que llegaron sus hermanos protestantes con otros ritos y creencias. Luego aparecieron los espiritistas y otros religiosos, incluyendo los no cristianos.

El abogado, sea defensor. acusador o juez, tiene que lidiar con varias verdades. Por ejemplo, la verdad en un caso criminal es aquella en que un delito se pueda probar más allá de duda razonable. Eso tendrá implicaciones y razonamientos distintos de delito en delito y de caso en caso y de probar hechos para una convicción. En el área del derecho civil, la preponderancia de la prueba es lo que establece la verdad suficiente para obtener una sentencia. Estos conceptos, demasiado técnicos para el que no estudia derecho, ofrecen alternativas incomprensibles que a veces se complican en los tribunales apelativos y más cuando establecen doctrinas a seguir en los tribunales supremos de Puerto Rico y Estados Unidos. Pero sigue siendo la verdad que busca la justicia humana interpretada por reglas jurídicas. 

Hubo un tiempo en nuestro pueblo que la justicia era impartida en primera instancia por el dueño del lugar, luego se delegó a un juez llamado teniente a guerra, al alcalde y finalmente a un juez de paz. No había abogados, se citaban dos personas de la comunidad a las que se les llamaba «hombres buenos» y éstos trabajaban como «amigables componedores» para tratar de solucionar los asuntos legales. La insuficiencia de conocimiento del derecho al no haber abogados hacía que la verdad se estableciera por criterios subjetivos, pero esa era la verdad establecida para esa época.

El periodista y los medios sociales también son fuentes de verdades. Las informaciones no son escrutadas por ningún organismo supremo por lo que son más dados a perpetuar equivocaciones como si fueran hechos irrefutables y opiniones incontrovertibles. La falta de destrezas, negligencia o intención del periodista por sus propias creencias o del medio por su línea política, social o religiosa son filtros negativos que hacen que las informaciones periodísticas no sean admisibles en los tribunales.  No obstante, todos los días abrimos los periódicos en digital o papel para buscar marcos de referencia. Nuestra confianza se deposita en un criterio de discreción de un tercero.

El periodismo en Vega Baja en sus comienzos fue originalmente vedado, luego imposibilitado y finalmente perseguido, especialmente por la razón de que fue traído por personas con creencias distintas a las establecidas socialmente. Los pioneros fueron las familia Alvarez y Enríquez, muchos de los cuales irónicamente son reconocidos por sus grandes aportaciones en la vida económica, social, cultural y deportiva por varias generaciones.

Los politicos nos dicen muchas verdades, especialmente cuando no han llegado al poder. Cuando lo logran, su próximo paso es retenerlo a todo costo.  Se olvidan de que es tiempo prestado con fecha de expiración y generalmente creen tener ciertas inmunidades y a un favor permanente de quienes le ayudaron a llegar al poder y a retenerlo. Trabajan una imagen prístina de su ejecutoria, a veces utilizando los recursos de los cuales son custodios. Por eso en nuestra sociedad, los politicos siempre escribirán y dirán una parte de la verdad. Por definición, pertenecen a un partido; un partido nunca es un completo.

Pareciera que en este tiempo muchos ciudadanos han bajado a los politicos del pedestal de héroes de la patria que tenían antes. Para el que se aventura en la política se da cuenta de que hay una puerta giratoria desde el mismo proceso electoral. Allí se aprenden las primeras lecciones de corrupción para el advenedizo en la política que tiene que seguir sosteniendo tan pronto comienza para poder sobrevivir en un mundo de gente lista pero corrupta.

Las verdades se van perdiendo, enmascarando u olvidando. La política, a fuerza de costumbres aprendidas, no es generalmente buen camino para los que quieren andar con la verdad.

Vega Baja ha aprendido esta lección. La acusación criminal de sus últimos tres alcaldes y la convicción de los últimos dos, además de los resultados históricos de las últimas dos elecciones han probado con el castigo ejemplar que no se deben cruzar las fronteras de la honestidad personal ni pensar en apropiarse de las personas y  los bienes  ajenos.

La literatura, cuando no es subvencionada o dirigida por el estado, es fuente de verdades mediante su crítica social implícita o expresa o el análisis de la conducta humana que propone. De todos los escritores literarios, yo prefiero los poetas, especialmente a los románticos. Ellos desnudan sus sentimientos y nos ofrecen una clara descripción de las verdades de ellos y las que perciben de los demás.  Si no se atreven a decirlo explícitamente, al menos nos dan los elementos con sus imágenes metafóricas y símiles. Su generosa oferta siempre tiene el riesgo social de que se malinterprete su sentimiento como una debilidad. Pero el valor de un espíritu libre puede contra todo.

La verdad desde adentro es la más pura. Ahí está la mente y el alma. Cuando se traduce en letras se le da una oportunidad a la humanidad de encontrar el bien y la felicidad, que es la consecuencia feliz de buscarla.

 



Categorías:Conceptos de la Historia Vegabajeña, Vegabajeñismo

2 respuestas

  1. ¡Qué reflexión tan profunda hay en tus palabras! La verdad absoluta…¿quién la tiene? Pero al encontrar a nuestro verdadero yo podemos comenzar a experimentar algo de ella. Bendiciones Jimmy.

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