
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Yo no estoy metido en política ni me voy a meter. Pero observo.
Melvin Carrión Rivera, del que no tengo nada malo que decir ni repetiré nada malo que hubieran dicho, porque a mi no me lo han dicho, parece que se va a postular para alguna posición.
Lo he visto por muchos años como un ciudadano que ha trabajado en el gobierno y las instituciones sociales y que ha podido escalar al menos una posición importante en el nivel central.
En Vega Baja por muchos años ha estado participando de actividades locales mediante designación o participación voluntaria. Es uno de los pocos políticos -porque sé que es penepé y participa hasta donde puede en su colectividad- que ha estado presente en actividades del Gobierno Municipal aunque las celebren los populares.
Pero está convocando para una actividad proselitista sin decir cuál es su interés personal para una candidatura específica. A estas alturas no debe estar sugiriendo una “revolución” en este pueblo si no va a liderar su agrupación y ser el candidato a alcalde.
Si le preguntamos, de seguro que nos dice. Por lo que conozco de él, no se anda con especulaciones ni con segundas opciones. Olvídense de senadurías o representaciones por acumulación o distrito en la Legislatura. Tampoco está poniendo su nombre para trabajar para otro.
Melvin es un hombre inteligente, como lo es Marcos. Pero ninguno se parece al otro. Ambos tienen una alta moralidad personal y tienen experiencia en asuntos de gobierno. Marcos atacó el gobierno local penepé anterior desde su posición como Portavoz del Partido Popular mientras que Melvin lo sufrió, pero no participó de él.
Melvin es una opción para los penepeístas de Vega Baja porque representa un candidato de frescura y novedad pero no estoy seguro que el pueblo quiera despedir a Marcos. Como todos sabemos, la elección es para conseguir o continuar en el empleo.
De seguro Melvin quiere respetar las fechas de comienzo de radicación de candidaturas en su partido. O quizás no haya aclarado su deseado destino para tener más opciones si no recibe el respaldo el 17 de noviembre.
El vaivén y la falta de transparencia no le conviene. Ese detalle estratégico en nuestro tiempos es leíble por un electorado que sabe mucho a fuerza de haber sido llevado ciegamente al barranco por los políticos predecesores. Cualquier error en su presentación puede hacer que que su revolución se convierta en mero grito.
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