
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
La persona que hizo la presentación de la Revista Vega Baja el pasado jueves ofreció, a grandes rasgos, una síntesis de la historia de la rama legislativa del Gobierno Municipal de Vega Baja, pero incurrió por confusión en errores de ubicación al atribuir eventos que nunca pasaron en ninguna de las tres modalidades de concejo, asamblea y legislatura municipal.
Grabé su exposición con la mejor intención de transcribirla y hacerla permanente dentro de nuestra Enciclopedia Vegabajeña, pero la misma necesita corregir aquellas referencias a estados de derecho que corresponden a la Ciudad Capital dentro de las leyes habilitadoras de los municipios que no son aplicables a ninguno otro municipio que San Juan. San Juan, por ser el lugar del gobierno central donde están las oficinas principales de las tres ramas de poder, tenía antes un trato distinto y el gobierno municipal era compartido con el gobierno estatal.
No voy a entrar en los detalles por el momento de los errores históricos del mensajero. Basta saber que la Capital no elegía un alcalde directamente, sino que se nombraba un administrador y eso ocurrió hasta 1968. El primer alcalde electo fue Carlos Romero Barceló. Felisa Rincón de Gautier y Roberto Sánchez Vilella, aunque se les llamaba alcaldes, eran administradores de la capital. Hasta después del cambio a alcalde y constituida la asamblea municipal, se mantuvo una disposición que fue eliminada por el Tribunal Supremo de Puerto Rico donde el gobernador nombraba a cinco asambleístas.
En Vega Baja eso nunca fue así. No conozco de ningún administrador nombrado o elegido fuera de tenientes a guerra antes de 1812 y en otros periodos más y los alcaldes, los permanentes y los interinos.
En cuando a asambleístas municipales, las vacantes las cubría el Gobernador. Una de ellas fue Doña Mereja, quien fue nombrada por Luis Muñoz Marín. He contado antes la historia de esa asambleísta municipal que como mujer ejerció por mayor tiempo su cargo y que pronto habremos de regresar con nuevos hallazgos y como parte de la Historia de la Rama Legislativa que he venido trabajando desde 1972.
La goma de borrar debe ser utilizada solo para corregir la historia que haya que rectificar. Esta es una de ellas que está en manos del alcalde y del Director del Centro de Investigaciones Históricas. Estoy seguro que ambos, que son personas responsables y estudiosas, harán lo propio.
Categorías:Análisis
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