
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
(Publicado el 13 de octubre de 2013 en el Diario Vegabajeño de Puerto Rico)
Pedro Brull Irizarry vuelve al escenario público vegabajeño. Tras una carrera impresionante de éxitos y reconocimientos internacionales, este cantante salsero es el punto de referencia del éxito para los locales y los puertorriqueños.
Viene de una cuna de personas dedicadas a la educación, cultura, al deporte y al comercio. El personalmente es educador. Pero primero fue un deportista frustrado que encontró su verdadera vocación gracias a su vecino y amigo de toda la vida, Freddy Ramos.
Hace poco, en Vega Baja Vive, contaron la historia. Se necesitaba un cantante para formar una orquesta y Freddy lo escuchó cantar en el baño de su casa en la Calle C de Montecarlo. Aunque en su primera presentación se le salió un gallo, eso no impidió que aprendiera a modular y educar su voz para que le durara con esa consistencia que ha tenido por más de cuatro décadas. Pedro es una leyenda viviente para los vegabajeños. Lo que pasa es que no nos hemos dado cuenta.
El ambiente musical en su derredor tiene que haber influído. No conocemos muchas cosas, pero en nuestra niñez sabíamos que su tía política era hermana del famoso Fernandito Alvarez y que al cruzar la esquina estaba Cuquita Sierra, la hoy jueza, que tocaba piano. Además, estaba su hermano, el más famoso compositor puertorriqueño en el mundo internacional de hoy, Roberto Sierra Enríquez. En aquel momento éramos niños escuchas, condicípulos y peloteros del barrio.
Pedrito, como le decíamos en su niñez, es el nieto de un gran educador vegabajeño, escritor y publicador de periódicos que se llamó Pedro Juan Brull. Su padre, Omar, es conocido por todos y una de las figuras importantes del Salón de la Fama del Deporte, en donde muchos de sus parientes también se encuentran, Su madre, Nomi, como le llamábamos, era una persona abnegada con sus hijos y estaba presente en toda actividad de Lissette, Cucha o Pedrito.
Cantar no se le hizo fácil, no porque no tuviera habilidades sino porque la vida de los artistas siempre se ve riesgosa, llena de vicios y su familia inmediata tenía temor de su futuro . Recuerdo a su abuela Juanita con sus preocupaciones de la supuesta vida azarosa del artista en sus comienzos. Hace poco, en un programa deportivo radial producido por Cheo Carrasquillo, el mismo Pedro contó que no pudo oficialmente dedicarse al canto hasta que se graduó de bachillerato en la universidad. Pedro es maestro. Doble triunfo para su vida.
Hace varios años estaba en un restaurant de Orlando, Florida. Entretenido con el festín de comida, cuando levanté la cabeza del rico plato me encontré a la vista un anuncio con la cara de Pedro. El iba a cantar en una actividad. En ese instante me percaté de la dimensión del cantante amigo mío. Cada vez que le pregunto a su padre por él, me da una referencia geográfica distinta: Alemania, Colombia, Florida. Donde quiera ha cantado y en todos los lugares lo han homenajeado. Pedro es un embajador de Vega Baja y de Puerto Rico.
Hace unos días atrás le llamé para invitarle a cantar el himno deportivo en la exaltación de los atletas al Salón de la Fama del Deporte Vegabajeño a celebrarse el 25 de octubre, lo que antes ha hecho, porque siempre ha respondido al llamado de su pueblo, con el que nunca ha cortado vínculos. Tuvo que declinar porque ya tenía compromisos pero me pidió que yo lo cantara. Le repliqué diciendo que yo no cantaba. El creyó que quien le hablaba era mi hijo, que es el salsero de la mata. Sé que no me ha olvidado, pero el tener los mismos nombres lo tiene que haber confundido.
Mi hijo, que tiene la mitad de la edad de Pedro, solo lo identificaba como una referencia respetable en el mundo de la música puertorriqueña en el género tropical. Conocía su música, pero no a la persona. Hace pocos meses se dió esa oportunidad y me dice que ese personaje mítico ha cambiado en su percepción a un ser humano atento, generoso, responsable y sincero.
El que la nueva generación profundice los valores que tiene Pedro Brull, no tiene precio. Es Pedro un cantante exitoso que pasa a la historia pero más importante es destacar su personalidad y el compromiso que siempre ha tenido con Vega Baja y con Puerto Rico. Por Jimmyto, he sabido también de su meta de pasar su experiencia a la nueva generación. Eso es loable.
Los vegabajeños tenemos que estar presentes en la Plaza esta noche, la última de las Fiestas de Pueblo. Antes, la mejor noche de la Fiestas Patronales se le dejaba a Fernandito Alvarez y su Trío Vegabajeño porque eran los artistas cumbres de la época. El escenario de hoy tiene a otro de los grandes vegabajeños cuyo comportamiento social y artístico ha sido impecable, con una carrera musical gloriosa.
Es primero un honor y luego un gran placer, escuchar al buen vegabajeño que es Pedro Brull Irizarry.
Categorías:Musicología Vegabajeña
Un gran ser humano, no lo conozco de amistad pero pude compartir con el, al igual que con otros amigos un par de juegos de Baloncesto en el catoni hace unos cuantos añitos. Luego obviamente, seguí su trayectoria como cantante. Muy buen ejemplo de lucha y de éxito.