Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
La Revista Vega Baja es publicada periódicamente por el Gobierno Municipal de Vega Baja. Creemos que esta edición supera las anteriores en varios aspectos, especialmente de contenido. Hay temas y autores diversos, no está cargada políticamente y honra las fuentes de historia y gráficas.
El interesante artículo de la Dra. Sandra Enríquez Seiders recordando a Milagros Agosto Otero no parece tener relación con Vega Baja, aunque menciona que residió en nuestro pueblo en unas inundaciones. Es un honor tener en la revista de nuestro pueblo a la profesora e historiadora con su escrito. Ella es descendiente de vegabajeños, especialmente de la vena del matrimonio entre Fernando Enriquez Carmona y Brígida Alvarez Rodríguez y siempre ha estado presente, de alguna u otra manera, vinculada a nuestro quehacer histórico.
La profesora Jessika Reyes Serrano es una activista cultural que nos obsequia el poema Políglota y su ponencia en torno a la celebración del Día de la Bandera Puertorriqueña en Vega Baja. Amanda Figueroa Dávila, a quien no conozco, publicó el poema reflexivo “La Tormenta”; buena selección, junto a “Grito” y “Flor de Loto”, de su autoría. Zulma Santiago Vega, promotora artesanal, nos ofrece información histórica de artesanas en distintas disciplinas.
Carmen Martha Caraballo Vera es parte de los compañeros de la Escuela de la Historia Vegabajeña. Sólo ha faltado a nuestras actividades cuando tiene algo que ver con el difícil arte del encaje de mundillo que enseña en el Centro Artesanal y otros lugares. Su historia, plena de detalles y nombrando personas ya desaparecidas, nos dice cómo aprendió el arte. Actualmente es educadora de Mundillo Básico, Intermedio y Avanzado en el Centro Artesanal Melao Melao de Vega Baja. Esta dama, junto a su talentoso esposo Edgardo Carrero, son dos modelos que nuestra ciudad tiene. Son personas sanas, intuitivas, serviciales y llenas de mucha luz.
El historiador Wilhelm Hernández Hernández, quien abandonó el servicio público recientemente para retirarse, nos deja su más reciente escrito, “Las trabajadoras vegabajeñas en la manufactura del tabaco. Su inserción en las luchas obreras 1904-1920”. La investigación que precede al escrito parece que incluyó todas las fuentes disponibles, aunque hemos visto otro documentos relacionados en el Archivo General de Puerto Rico que bien pueden complementar la historia en el futuro. Su trabajo es excelente y contiene las primeras pistas para otros trabajos que pueden derivarse del mismo. Los Anejos son también una buena aportación.
Elmer Gautier Rodríguez, el educador que escribió Estrellas del deporte vegabajeño, nos ofrece una síntesis deportivo femenino en su historia de las “Mujeres Vegabajeñas destacadas en el campo deportivo”. Muy bueno.
Por último, Wilhelm Hernández Hernández nos deleita con un tema nuevo: “Inés Navedo Pagola: Una muestra de su obra ensayística y periodística, 1914-1921”. Me alegro que este trabajo, el cual me había consultado en varias ocasiones, haya visto la luz pública. En los principios de esta investigación, Wilhelm me preguntó sobre mi conocimiento de la dama histórica. Le dije que sabía que había sido precursora de las mujeres escritoras de Vega Baja y que había sido esposa del alcalde Luis García Colón García, un agricultor de principios de siglo.
Tambien le indiqué que algunos de sus escritos habían tenido que hacerse bajo seudónimos porque no se veía con buenos ojos la participación de la mujer en la literatura y mucho menos que en el periodismo. Le ayudé a identificar algunos de los escritos publicados anónimamente. Le dije que había conocido a su hijo José (Pepe) García, que había sido maestro de Luis de la Rosa Martínez y con quien compartí en la Playa Puerto Nuevo, en una casita que tenía dentro del mar al lado del Restaurant de Perico que los huracanes de 2017 la destruyeron.
Posteriormente, el amigo José Luis Arraiza me hizo llegar unos documentos que estamos en proceso de limpiarlos para publicarlos debidamente. Uno de esos documentos, del abogado y juez José S. Alegría fue utilizado por el historiador Carlos M. Ayes Suárez como referencia en su disertación “Ricardo Alegría en mi memoria” para significar la relación de la familia Alegría con los vegabajeños.
Esta última aportación de Hernández visibiliza una importante figura vegabajeña semioculta para la historia. Pero hay más. Sirve de pié forzado para más investigaciones y su inclusión con regularidad cuando se cuente la historia local.
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