Paz y unidad con las banderas puertorriqueñas

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Foto por Luigi


Mensaje en ocasión del Día de la Bandera Puertorriqueña

22 de diciembre de 2016, Plaza José Francisco Náter

Vega Baja, Puerto Rico

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez, Presidente Escuela de Historia Vegabajeña

logo-ehv-diario-vegabajeno-de-puerto-rico-2!Qué bonita bandera es la bandera puertorriqueña! Así lo escribió Ramito para una canción hermosa, que a todos nos emociona.

Nuestra bandera ha paseado por todos los rincones del mundo. Debajo del agua, sobre la superficie, en el espacio, en la Estatua de la Libertad, en los Juegos Olímpicos, Antártica y la cima del Everest. Este año fue en Brazil con nuestra Monica Puig, en una esquina del televisor cuando proclamaron a Stephanie Del Valle la mujer mas bella del mundo y en el US Open con Adriana Diaz.

Antes nuestra bandera fue portada por el “trío nacional de Puerto Rico” que era por supuesto, el Trío Vegabajeño y otros vegabajeños exitosos como Luis “Naco” Rolón, Juan Igor Gonzalez e Ivan Rodríguez.

La verdadera historia la definen los hechos indubitados y comprobados. Los símbolos prevalecen en nuestra mente y nuestra conciencia, aun si no conociéramos la historia o esta fuera confusa.

Hay términos de referencia en nuestro idioma, como patria, nación y bandera, en los cuales no hay una aceptación total de lo que significa para todos los puertorriqueños. Los políticos, de acuerdo a su percepción lo interpretan como lo que ha sido nuestro pasado y de como encaminarnos hacia el futuro y han expresado sus distintas acepciones o significados para estas palabras.

Tal es la situación de la bandera puertorriqueña. A pesar de haberse estudiado por historiadores e instituciones, siempre hay dudas sobre quién la creó, porque en algunas ocasiones, la historia ha sido manipulada. Si yo dijera que fue Antonio Vélez Alvarado, como sostiene Ovidio Dávila, otros dirán que fue Terreforte, Pachín Marín o Besosa.

La bandera nos sigue y nosotros a la bandera. Nos representa simbólicamente pero ha sido también objeto de controversias.

Las figuras del triángulo, la estrella y las franjas no han sido proporcionalmente iguales nunca. Se ha diseñado y hasta el mismo caballero que las produce para la venta, prepara el fondo triangular con tres azules distintos -no dos-. Algunos escogerán el azul celeste, turquí o royal , o sea, claro, medio oscuro o azul oscuro y tendrán su criterio para justificarlo.

Hay también dudas sobre cuándo se ondeó por primera vez en Puerto Rico. La Dra. Loida Figueroa sostenía que de acuerdo a una foto existente, había sido en La Intentona de Yauco en 1897, por un grupo de puertorriqueños contra el gobierno español.

A todo esto súmele que distintos grupos y personas disputan el día en que debe recordarse la bandera. Hoy es un excelente día, pero mañana también. Y todos los días del año. En la bandera puertorriqueña vemos el símbolo indiscutible de una gran familia unos parientes que se encuentra de alguna manera por todos los continentes.

Cada cada cual tiene un motivo distinto y una fecha especial para celebrarla.

Como vegabajeño, yo escogería la fecha en que murió José Gualberto Padilla. En ausencia de mejor evidencia, mi padre, el fotógrafo Jimmy Rosario la ubica aquí, en esta calle, a pasos de donde estamos. Hay dos imágenes de ese tiempo de mayo de 1896, en ocasión del velatorio de José Gualberto Padilla, que lo comprueba. El vivía donde está el edificio de la Ferretería La Principal al lado de lo que es hoy día el Teatro América. Unos buenos patriotas trajeron la bandera desde Manatí.

Si para Albizu Campos, Lares era el altar de la patria por el Grito del 23 de septiembre de 1868, nuestra pequeña patria vegabajeña tiene un lugar marcado por una pequeña tarja de igual valor histórico porque casualmente a quien le dieron el honor póstumo de traerle la bandera fue a uno de los que fueron arrestados por esos hechos. El que defendió la puertorriqueñidad desde su pluma combatiente bajo el seudónimo del “Caribe”, posiblemente lo adoptó porque su casa estaba ubicada en la colindancia sur del Barrio Cabo Caribe. Ese fue quien escribió que “los grandes solo son grandes para aquel que se arrodilla”.

La bandera puertorriqueña ha sido usada de distintas maneras. La más inoportuna, la que desecró la cantante Madonna en un concierto en Puerto Rico. La más desgraciada, la que el fiscal José Aponte quiso que se usara como paño de limpiar pisos para humillar a Albizu Campos mientras lo encarcelaban.

Otros la han quemado, la ruedan por el piso o la alteran poniéndole letras o hasta pintándola en blanco y negro. De acuerdo a nuestro sistema de derecho, eso es ejercicio de expresión de la democracia. Para llamar la atención, para confundir o para comercializar, se altera el diseño y se le asignan otros colores o sombras de grises. Yo le llamo dolor e impotencia a lo que siento en mis adentros, cada vez que alguien hace algo de eso que he descrito, porque es tan legal hacerlo como lo es nuestra bandera.

El azul lo remontan a la bandera de Cuba, la de la República Dominicana y la de Estados Unidos. Otros a la bandera de Mariana Bracetti en ocasión del Grito de Lares. Betances dijo que cualquier trapo servía para bandera. La palabra trapo, no era en referencia a un paño que se usa para limpiar, sino cualquier tela en el cual quepa un diseño digno para representar nuestro país. Si la bandera es el producto del “daltonismo” como llamó Antonio Velez Alvarado a la inversión de colores, eso tampoco era daltonismo.

A base de la historia, ¿Tenemos una bandera controversial? No, tenemos muchos puertorriqueños buscando dar significado lógico a tener una bandera que nos sirva a todos. Y yo creo, como el historiador Miguel Rodríguez, que tener muchas tonalidades en el pasado de la bandera no fue intencional, fueron actos de buena fe.

De hecho, si Puerto Rico alguna vez se convirtiera en estado, la bandera que conocemos también probablemente sería la del estado de Puerto Rico. La misma que fue insignia del Partido Nacionalista en 1932, la que el Partido Independentista Puertorriqueño acompañaba con el lema de !flotará sola!, la que Blanca Canales colocó en Jayuya proclamando la república, la que se oficializó en 1952 como la bandera del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, la que Lolita Lebrón desplegó en el Congreso en 1954, la que se coloca sola o acompañada de la de Estados Unidos o la de Vega Baja. Fácilmente distinguible aunque tenga cualquier tonalidad de azul.

¿Como solucionamos esta encrucijada? ¿Diseñamos otra bandera que termine la controversia o podremos tener más de una bandera como símbolo de nuestro país?

¿Podremos escojer una tonalidad de azul en que todos estemos conformes olvidándonos su uso variado en nuestra historia?

Esto último no es usual entre las banderas del mundo, pero es posible en el nuestro.

¿Acaso nos nos comparan con el pueblo imaginario de Macondo donde lo imposible es lo real?

Adoptar todas las banderas oficialmente o rediseñar una sola bandera, que las comprenda a todas, con todas las tonalidades de azul en el triángulo, puede ser la nueva bandera de todos.

No tenemos que ser iguales que los demás ciudadanos del mundo, de hecho, somos la nación puertorriqueña, con características únicas. Nadie más es reconocido así, solo nosotros. Creo que tener tres banderas oficiales o una con las tres tonalidades, permitiría que todos los creyentes estuviéramos incluidos y la historia completa, estaría representada.

Mientras la oficialidad legal llega, seguiremos viendo al gobierno estatal con banderas de igual diseño con tonalidades diferentes en algunos municipios, como San Juan y el nuestro de Vega Baja, a veces interpretado como provocación. Unos de un partido se irán por el color liviano y los demás por la intensidad. Energía inútil, divisionista, que podemos transformar en creatividad positiva.

Por experiencia les digo que es más fácil tener a un pueblo feliz por legislación inclusiva que aquella que nos fragmente. Los gobiernos, acostumbrados a legislar exclusiones, pueden comenzar a tratar de unir a nuestro pueblo en todas sus diferencias políticas y aquí les brindo dos alternativas eclécticas. Al otro lado, si alguien queda, serán los que siempre están en desacuerdo y que nos quieran imponer ideas extrañas que nos sigan fragmentando.

Esto puede ser un primer paso a unirnos en muchas otras diferencias. Lo podemos iniciar a nivel local para que desde nuestra trinchera terminemos con la polémica del destino final y firme de nuestro distintivo nacional. !Todas las banderas serán incluidas!

Si logramos consenso habremos adelantado lo que somos bajo un solo símbolo y podrá comenzar una nueva era para buscar la paz y la armonía en asuntos donde hay polaridad.

Solo tenemos que aceptar que los hechos de nuestro pasado pertenecen a una sola historia.

Muchas Gracias.



Categorías:Análisis, Documentos, Símbolos, Vegabajeñismo

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