Memorias de José Granados Navedo| La Marcha de las Antorchas

Jose Granados Navedo

27 de julio de 1970

Iniciamos en la Plaza de Colón la Marcha de las Antorchas encabezada por 27 chicas de blanco portando flores y 27 muchachos portando antorchas, seguidos de un centenar de otros jóvenes universitarios y de escuela superior.

 

Recorrimos la Calle San Francisco, pasamos frente a la Catedral y llegamos al Cementerio del Viejo San Juan. Allí, con antorchas iluminando el sepulcro de don José Celso Barbosa, pasamos toda la noche en vigilia. Recuerdo que un periodista me preguntó si no nos daba miedo pasar la noche en un cementerio y le contesté: “A los muertos no hay que tenerles miedo sino respeto. Es de los vivos que hay que cuidarse”.

Recuerdo, además, que esa noche llovió, pero como apoyo a la perseverancia, las antorchas no se apagaron. En la mañana, todavía ensopados por el diluvio nocturno, escuchamos a doña Pilar Barbosa hacer anécdotas de su insigne padre, inspirador de la causa de la igualdad.


Han pasado 47 años. Todavía no hemos ganado la guerra, pero el enemigo ya la perdió. Su discurso original era sobre la superioridad del ELA. Luego su discurso fue que el pueblo no apoyaría la Estadidad. Su discurso actual es que el Congreso no nos daría la Estadidad. Su propio discurso denota el avance de nuestro Ideal.


Todavía queda camino por recorrer. El sendero ha sido largo y tortuoso. Ser la colonia más antigua del mundo no es una distinción. Haber cumplido este año un siglo de ciudadanía de segunda clase en una democracia trunca por la desigualdad de no contribuir a elegir a quienes nos gobiernan, sufrir la indignidad de que el Congreso, la Casa Blanca y la Corte Suprema aseveren que somos una mera colonia a quienes se puede imponer una Junta Fiscal que jamás podrían imponerle a un Estado, nombrándole tutores a los electos por el pueblo y sometiendo sus decisiones a tener que ser refrendadas por personas impuestas no electas, es el colmo de la indignidad colonial.


Si. El camino ha sido largo y tortuoso, para ya se divisa en el horizonte nuestro amanecer, cuando ya no sea necesario marchar con antorchas para iluminarnos en la oscuridad colonial.


Un abrazo de quien nunca dejará apagar su antorcha.

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José Granados Navedo era Presidente de Acción Progresista para 1970, el organismo de la juventud para apoyar la causa de la estadidad de Puerto Rico. En Vega Baja, presidía Hector Jacobo Russe.



Categorías:Historias, Vegabajeñismo

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