Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

He visto la película «Revolución en el infierno» varias veces y nunca me ha decepcionado. Trata el tema de la Masacre de Ponce de 1937 desde la perspectiva independentista de su autor Roberto Ramos Perea. Es un documento histórico muy bien logrado porque se basa en los hechos verídicos que sirven de marco a la desgracia que ocurrió en la vida real.

El Dr. Roberto Ramos Perea es un intelectual comprometido con la ideología independentista en Puerto Rico. Suele ser intenso hasta la confrontación con sus argumentos cuando vemos su trayectoria pública y recibimos esa dosis diarias que esgrime en las redes sociales. Lo han botado de buenos sitios y no quieren saber de él en otros, pero donde aprecian su pensar y su entrega al teatro y al cine, es reconocida su aportación cultural.  

Afortunadamente para Puerto Rico, es un fajón que ejerce mucha calidad en los trabajos de su autoría y  producciones. Basta ver las películas La Llamarada y Revolución en el Infierno donde se revela un desempeño excelente. En Vega Baja nos ha traído obras con su compañía de teatro, por lo que no es un extraño para nosotros. El actor, periodista, dramaturgo e historiador es un trabajador polifacético de la cultura puertorriqueña que ha sido reconocido por distintas instituciones dentro y fuera de Puerto Rico.

Revolución en el Infierno es originalmente una obra de teatro, llevada a película  para televisión en el 2004.  Fue estrenada en WIPR TV el 13 de octubre de ese año. Dirigida por Gilo Rivera, tiene un elenco de actores locales entre los que aparecen Jaime Bello en la representación del alcalde de Ponce de la época José Tormos Diego, Francisco Capó, Raúl Carbonell, Braulio Castillo como el fiscal Rafael Pérez Marchand, Ernesto Concepción, Jr., Codelia González, Miguel Angel Suárez, Brian Tester como el Gobernador Blanton Winship, Angel Vazquez y otros. 

La trama presenta las tres etapas de la historia de ese terrible suceso donde hubo muertos y heridos en la calle Marina de Ponce un dia precisamente como hoy  21 de marzo, pero que en aquella ocasión cayó Domingo de Ramos, una tradición religiosa de paz y armonía. Allí,  elementos conspirativos combinados con un error de un disparo precipitado convirtieron en una carnicería la solemnidad del día.

Es importante ver la secuencia histórica del antes, durante y después como el autor logra canalizar la evidente intolerancia a los derechos humanos en una sociedad donde la vida de cada ciudadano podía ser abusada por cualquier persona con un mínimo de autoridad gubernamental y cómo se le hacía difícil a los funcionarios honestos, como el fiscal Pérez Marchand, representado por Braulio Castillo, poder ejercer con libertad y justicia para hacer lo correcto.

Aunque la obra trata solamente el evento de la Masacre de Ponce, hay secuelas en nuestra historia, como el asesinato en el Cuartel de Rio Piedras, la muerte de independentistas en Fortaleza durante la gobernación de Luis Muñoz Marín y los que lincharon en el Cerro Maravilla, bajo Romero Barceló. La participación activa de funcionarios gubernamentales que representaban a la justicia fallaron entonces.  

Vale la pena esta noche visitar el Teatro América.  Esta parte de la historia que muchos idealistas no quieren ver, tenemos la oportunidad de como con un espejo, dar una ojeada a nuestro pasado común y ayudar a prevenir que circunstancias similares, se repitan. Como sociedad razonable y justa, tenemos que mantener el odio lejos del hostigamiento, la agresión y la muerte. Lo que queremos para nosotros, tenemos que asegurarlo para los demás.

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