Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

(Publicado originalmente el 16 de diciembre de 2017)

“Pello” Brull es una alma vegabajeña admirada y consentida. Cuando se menciona su nombre hay felicidad en el ambiente primero por su carácter, segundo por su trato, tercero por su aportación como vegabajeño en su pueblo natal y en su etapa madura, dedicado a muchos menesteres en el estado de Florida.

Pedro Brull Torres es hijo de un puertorriqueño que en España se convirtió en pionero de deportes, reconocido por el Salón de la Fama del Deporte de Vega Baja Melao Melao. Sus hermanas igual han sido forjadoras del Vega Baja de nuestra generación y él, con su querida y siempre acompañante esposa Magda e hijos, ha sido un ejemplo de moral, servicio y orgullo para los vegabajeños, en el comercio honrado y ejemplar, el arte y la espiritualidad.

Es, en esencia, una vida dedicada a Dios y de servicio al ser humano. Con un extraordinario talento, muchas de sus pinturas son de personas, personajes, eventos y paisajes de nuestra historia. Fuera de nuestro pueblo se destacó en producciones locales televisivas en WKAQ y en Florida es la voz de los pintores de la diáspora.

Podemos decir sin temor a equivocarnos, que Pedro migró un día físicamente pero con pasaje constante de regreso a la tierra que lo vió nacer. Su alma está entre nosotros, aunque reconozcamos su  presencia en Kissimmee o en otros lugares del mundo.

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